La ciudad subterránea de Edimburgo

LCSDE

Hace unos meses, la youtuber Vicky Spooky subió este vídeo hablando la ciudad subterránea de Edimburgo y de algunos de los fantasmas que allí «habitan» y que aparecen en este capítulo de Buscadores de fantasmas. Cuando lo vi, me dije a mí misma: «¡Anda, si yo soy una friki obsesa de todas las chungueces edimburguesas habidas y por haber! ¡Qué ocasión tan perfecta para completar lo que dice Vicky y dar rienda suelta a mi pedantería!»

Y aquí estamos.

Pero de fantasmas ya se habla en todas partes, así que hoy vengo a traeros HECHOS, HISTORIA Y RAZONAMIENTOS (os podéis reír). Así pues, empecemos por el principio: ¿Qué es la ciudad subterránea de Edimburgo? ¿Por qué se construyó? ¿Sigue existiendo? Si queréis averiguarlo, id primero a por la merienda o a hacer pis, que esto va para largo.

*Se pone las gafas de fingir que sabe de historia.*

James_II_of_Scotland_17th_century

Yo de pequeño jugaba mi prima, la Duquesa de Alba.

Corría el año 1448. Escoceses e ingleses andaban constantemente a la gresca desde la independencia de Escocia en el siglo XIV y, en octubre, los primeros se alzan victoriosos sobre los segundos en la batalla de Sark. Al rey James II (Jacobo II Estuardo para nosotros) le entró un ligero canguelo con el solo pensamiento de que sus vecinos meridionales pudieran tomar represalias, así que decidió construir una muralla defensora anti-ingleses para mantener la capital a salvo. Hasta ese momento, nunca había sido necesario levantar un muro. Además, las sucesivas guerras y eventuales epidemias mantenían a raya el crecimiento demográfico, así que había espacio de sobra para todos los habitantes de Edimburgo. No obstante, con la construcción de esta muralla, la superpoblación no tardó en convertirse en un problema. Para solucionarlo, se tomaron unas medidas muy socorridas en el resto de Europa: hacer crecer la ciudad a lo alto en lugar de a lo ancho. Empezaron a construirse edificios de más alturas y también a excavarlos en la tierra. La geografía irregular de la zona permitía excavar horizontalmente unas cuevas encima de otras y debajo los edificios (lo notaréis si vais a Edimburgo; te pasas el día subiendo y bajando cuestas, es ridículo), lo cual ayudó a aliviar durante un tiempo los problemas que provoca la superpoblación. Poco a poco, esas cuevas empezaron a conformar una primera ciudad subterránea y, como supongo que supondréis, la oscuridad y la humedad no la convertían en el complejo de viviendas más lujoso del lugar, pero menos da una piedra. Al fin y al cabo, ¡era cosa de pobres!

James_IV_of_Scotland

Yo también jugaba con ella.

Años más tarde, en 1513, el rey James IV (Jacobo IV Estuardo para nosotros), amado por sus súbditos y considerado uno de los mejores reyes que ha tenido Escocia, vio conveniente meter los morros en una guerra entre ingleses y franceses (del lado de los últimos, of course) y tuvo la poca decencia de morirse. En la capital cundió el pánico: ¿Qué harían sin el rey? ¿Quién los protegería, ahora que no quedaba ni un soldado en Edimburgo porque estaban todos pegándose en Inglaterra? ¿Qué podían hacer? Pues lo obvio: otra muralla. El miedo a una posible invasión inglesa recargó las pilas de los ciudadanos, que construyeron otro muro mucho más grande y mucho más fuerte que el anterior. La ciudad quedó cerrada herméticamente: nadie se atrevía a salir, nadie cultivaba los campos y nadie criaba ganado más allá de la muralla. No se respiraba fuera de Edimburgo, no fuera a ser que los ingleses estuvieran preparando un ataque inminente a la ciudad. No se construyó ni una sola casa al otro lado de la muralla durante aproximadamente 250 años.

Pero los ingleses no atacaron Edimburgo.

La vida en la ciudad siguió su curso y finalmente la superpoblación volvió a hacer de las suyas, solo que a lo bestia. La situación era tal que los edificios crecieron en altura hasta convertirse en los primeros rascacielos de Europa. Se encontraban tan juntos que el escaso espacio entre ellos daba lugar a las callejuelas estrechas llamadas closes, tan emblemáticas de la ciudad, y se empezó a construir hacia abajo aprovechando las cuevas de la primera ciudad subterránea. Como en otras ciudades europeas, todos los edificios estaban habitados por personas de todas las clases sociales: en los pisos superiores vivían las clases medias y altas y, en los inferiores, las clases bajas. Como os podréis imaginar, la oscuridad y la humedad seguían siendo fuente de dilemas, pero a todo ello se sumaba ahora el frío, la suciedad, el hacinamiento y la delincuencia, que es lo que ha hecho famosa a esta estructura. Como curiosidad, debéis saber que los escoceses vaciaban sus orinales por la ventana al grito de gardy-loo, el equivalente a nuestro castizo «agua va», así que lo de la suciedad va completamente en serio (de esto puedo hablaros otro día…). Eso sí, como en las bajuras las paredes eran piedra y tierra en lugar de madera, los pobres podían hacer fuego en sus viviendas (cuando digo «vivienda» quiero decir «metro cuadrado para una familia entera»). El que no se consuela es porque no quiere.

En fin, la ciudad siguió creciendo dentro de sus murallas hasta el punto en que desde las callejuelas o closes donde vivían los pobres no se podía ver el cielo. Hacia finales del siglo XVII, la arquitectura era una auténtica pesadilla: todo estaba apretujado y desigual. Edimburgo se convirtió en una de las peores ciudades europeas para vivir, pero el miedo seguía siendo tan fuerte que nadie se atrevía a poner el pie fuera de las murallas, por si acaso un inglés salvaje se lo mordía.

Por fin, después de las últimas guerras con Inglaterra, la muralla se destruyó en el siglo XVIII. A partir del XIX, la población (rica) empezó a construir casas más allá de las antiguas lindes de la ciudad, y comenzó a gestarse una segunda ciudad subterránea gracias a los famosos puentes de Edimburgo. Por si no lo sabéis (y si no lo sabéis, os lo cuento yo y os lo creéis), la ciudad original estaba rodeada por siete colinas, dos de las cuales pueden apreciarse todavía: Castle Hill y Calton Hill (visita recomendada, por cierto). Las otras tres no pueden apreciarse a simple vista. ¿Por qué? Porque, para expandir la ciudad, se unieron dichas colinas mediante puentes construidos sobre las mismas calles. Es decir: Edimburgo está construida sobre varias alturas. Si vais caminando por la Royal Mile y no hacéis más que encontraros calles con un Bridge en el nombre, sabed que es porque son precisamente puentes que se construyeron sobre otras calles para unir las dichosas colinas. Como os decía: una pesadilla arquitectónica. A pesar de todo, ahora que los límites de espacio habían desaparecido, la superpoblación dejó de ser un problema (durante cierto tiempo) y Edimburgo volvió a convertirse en un centro cultural, científico y filosófico durante el siglo XIX.

edinburgh-vaults diagram 2

Por supuesto, los espacios vacíos que había debajo de los puentes se aprovecharon al máximo: con la excusa de que «ayudaban a sujetar los puentes», se construyeron almacenes y ~*otros establecimientos*~. Algunos se usaron como calabozos para presos que estaban a la espera de juicio, y eso le dio la fama de cárcel para pobres y apestados que tiene hoy en día, pero eso no es del todo cierto. De todas formas, el puente más famoso y que mejor refleja la realidad hoy en día es el South Bridge. Tenía mercados enteros, almacenes, tabernas, tiendas e incluso establecimientos donde se llevaban a cabo ciertos rituales ~*paranormales*~, incluidas las reuniones del mundialmente conocido Club del Fuego Infernal. Una joya. Por otro lado, mientras el lujo y la sofisticación lo inundaban todo en la superficie, las cosas se desmadraban en las bajuras. Porque sí, no todos los problemas se solucionaron gracias a los benditos puentes. Los aclamados ingenieros que los hicieron realidad no tuvieron en mente que tal vez habría sido conveniente asegurarse de que los espacios subterráneos (llamados vaults en inglés) eran impermeables. No lo eran. En Escocia llueve. Mucho. ¿Resultado? La humedad estropeaba todas las mercancías y las zonas situadas debajo de los puentes fueron quedando paulatinamente abandonadas y, por lo tanto, vacías. El comercio y las clases acomodadas se trasladaron a las afueras, mientras que las zonas bajas fueron ocupadas por la población pobre. Después de todo, para ellos la decisión era muy fácil de tomar: más vale morirse (probablemente) por culpa de la humedad, del hambre y de la mugre en la ciudad subterránea que morirse (con total seguridad) a la intemperie en la superficie. Para más inri, la población total de Edimburgo se duplicó a lo largo del siglo XIX a causa de la inmigración y el éxodo rural que siguió a la Revolución Industrial. Al final, la situación acabó siendo peor aún que en la Edad Media. Fiesta.

Y hasta ahí el contexto histórico. Los detalles escabrosos son más conocidos y hay multitud de casos documentados de asesinatos, robos y violaciones (de hecho, hay placas en las calles del centro que cuentan algunas anécdotas. Los escoceses son unos creepypastas. Y les encanta). ¿Que cómo vivían las familias allí abajo? Hacinadas en habitaciones de pocos metros cuadrados, sin luz natural ni agua corriente, pasando hambre y sobreviviendo como podían a las epidemias provocadas por la poca (o ninguna) higiene. Familias enteras eran explotadas en las fábricas, mientras que los niños huérfanos se ganaban la vida (o la muerte) limpiando chimeneas con una esperanza de vida de unos seis meses. Saquear tumbas para robar joyas o vender cuerpos «frescos» a la facultad de medicina también era una actividad bastante común, y se cuentan millones de historias relacionadas con ello. Es más; si podéis, os recomiendo ir al museo de cirugía de la facultad de medicina. Por cinco libras, podréis ver la exposición de anatomía y patologías varias con ejemplares humanos reales más repugnante que he visto en la vida. Y hablando de cosas repugnantes, algo muy presente en la ciudad subterránea era la peste.

Esto es un decorado real del Mary King's Close.

Esto es un decorado real del Mary King’s Close.

Una de las historias falsas que se cuentan es que esta estructura servía como «cárcel» para apestados; que a los enfermos se los encerraba allí para morir. Pero NO es cierto. Lo que pasa es que la ciudad subterránea estaba muchísimo más poblada que la superficie, así que, como es evidente, morían muchísimas más personas allá abajo (más aún dadas las condiciones higiénicas en las que se encontraba todo aquello). Además, tampoco se sabía cómo se propagaba esta enfermedad: pensaban que se contagiaba por el aire y no por medio de la picadura de mosquitos y pulgas o mordiscos de ratas. Cuando la gente moría de peste, se la enterraba en tumbas anónimas con calaveras en las lápidas (para avisar a los ladrones, que estos escoceses están en todo). Así pues, no es de extrañar que cada rincón de Edimburgo esté plagado de historias de macabras y escabrosas, de fantasmas, de brujas y de asesinos.

Si vais a Edimburgo y queréis que os cuenten todo esto y más, podéis pasaros por el Mary King’s Close. Es un poco caro, pero merece la pena (y tienen tours en español, que aquello en verano es para los españoles como Mallorca para los alemanes).

Por último, la ciudad subterránea se fue evacuando hasta que a principios del siglo XX quedó totalmente vacía y tapiada. Solo pueden visitarse ciertas zonas, pero sigue ahí. Y las historias macabras no han dejado nunca de contarse ni de multiplicarse.

Mi entrada sobre a ciudad subterránea acaba aquí, pero hay muchas más cosas que contar. Si os interesan las historias de fantasmas, cementerios, asesinatos, la caza de brujas y otras lindezas, estaré encantada de hacer más entradas como esta. Por supuesto, si hay algún historiados enfurecido que quiera aportar o corregir algo, bienvenido sea : D.

6 comentarios en “La ciudad subterránea de Edimburgo

  1. Con lo que me gustan estas cosas y no tenía ni idea. Te insto a que hagas la entrada sobre fantasmas, brujas y otras cosas weird *-* de Edimburgo. La verdad es que como lo cuentas parece que la vida en el «submundo» era cosa aparte, cuanto menos. Y por las fotos que has puesto me hago una idea de la situación y *los pelos de gallina*.

    Tú que has estado por allí…las sensaciones que te tuvo que transmitir el lugar debieron de de ser únicas (molaría que se pudiera visitar más la parte de abajo; aunque claro, a ver quien es el chulo (yo tengo mis dudas) que lo hace. Supongo que te dejarán visitar los niveles inferiores más próximos a la superficie)

    El museo de cirugía tiene que ser súper interesante (u_u me van estas cosas, y ver estas cosas) Y voy a contarte una historia, así, sin venir casi a cuento. La primera vez que vi una persona muerta me quedé muy impresionada pero en plan bien, creo que no me traumaticé, creo. Hasta entonces no era consciente de qué hacia la muerte con un ser humano. Puedes ver películas donde muere gente de todas las maneras posibles, pero no es lo mismo que tenerlo en frente y enfrentarte a ello. Un año más tarde cuando toque a un muerto fue extraño pero fascinante, no había vida en él, estaba frío…parecía un muñeco, pero la sensación de tocarlo fue casi eléctrica, no sé como explicarlo pero tampoco me desagradó. [Me imagino a alguien leyendo esto y traumatizándose] Dicha persona, aclaro, era mi abuela, iba a tocarla y a despedirme de ella, como creo que es normal…creo. También he visto un ser humano muerto en descomposición cuando tuvieron que abrir el ataúd de una persona de mi familia y sacar sus restos; la experiencia fue interesante porque estaban las extremidades totalmente separadas y nada había desaparecido, ningún huesecillo, ninguno; intacto. Perfecto.

    Yo creo que estoy curada de espanto, en ese sentido. De ver cuerpos abiertos, supurados, ect. me parece que también. Además estas cosas… no sé, me gustan (a ver, no es que me encante nivel ir a ver como preparan a un muerto). Tampoco me impresionan o procuro no hablar de la muerte (como habrás podido comprobar). Supongo que es algo que tiene que ver con mis vivencias, yo que sé. No sé por qué la mención de muerte o el intento de normalizarla produce tantos sentimientos negativos (tanto a la propia muerte como al que lo intenta hacer «normal»). ¿Creencias religiosas inconscientes? No sé. Para mí es un proceso vital al que todos asistiremos, evitar pensar en ello no le veo mucho sentido. Y hablar de ello, como de nuestro nacimiento, es comprensible, lógico y repito, normal.

    Besitos (y siento el tocho. Me «debes» una entrada chunga :D).

    Me gusta

    • HALA. Gracias por la biblia. Así da gusto escribir entradas largas xD.
      Te contesto por partes:
      1- ¡Sí, habrá entrada de cosas chungas! 😀 La iba a hacer de todas maneras, pero me hace ilusión que la pidáis xD.
      2- La ciudad entera es un remolino de sensaciones +__+ Una parte de mi alma se quedó allí para siempre <3. Ya contaré más experiencias mías personales en otras entradas, pero si eres una persona «sensitiva» con según qué cosas no te dejará indiferente si vas :D.
      3- El museo de cirugía fue desagradable porque te paras a pensar «Jopé, toda esta gente (niños incluidos) estuvieron vivos alguna vez; se movían, hablaban, comían… Y ahora están aquí expuestos como si fueran de plástico». Mi primera experiencia viendo y tocando un cadáver es un poco más delicada y prefiero no hablar de ella en Internet, pero bueno, mi actitud hacia la muerte también es más… relajada que la de otras personas. Todos nos vamos a morir, vaya xD. A mí me da más miedo la agonía que la muerte y, total, al final por quien hay que sentir lástima es por los que se quedan y no por los que se van.
      Espero con ganas tu próxima entrada :DDDD.

      Le gusta a 1 persona

      • Seguramente siempre que comentes cosas guays te deje comentarios largos porque me sale así contigo jajaja.

        1.Bien *-*.
        2. No sé si me calificaría como «sensitiva» pero me transmiten cierta tranquilidad ciertos paisajes, la atmósferas que se respira.
        3. Ya, bueno, las momias es igual. Personalmente las momias (por ejemplo, egipcias) me dan más canguelo, nu sé por qué. Al fin y al cabo son casi lo mismo: ambos están embalsamados…No sé, mira, si intentase autoestudiarme al final tendríamos un problema y de los gordos. Dejemos que fluya… Al menos alguien que comprende (al fin) mi situación. Me sentía tan forever alone. Yo espero morir tranquilamente o hasta los topes de morfina (aún se sigue utilizando la morfina…¿que yo sepa, sí?).

        Pd: Me alegro que hayas inaugurado un rinconcito y te hayas instalado, que ya era hora e_e.

        Me gusta

  2. Yo quiero saber más. Por cierto, no sabía que tenía el nuevo blog aquí, je, te sigo.
    Me encantan estas historias escocesas, la verdad es que esta me ha sorprendido porque además la desconocía.

    Me gusta

Deja un comentario